Elyon
Dios:
Es el Poder al que se acude
cuando la fuerza mengua,
es el consuelo requerido
para asumir la pérdida
del ser querido.
Es el nombre que se invoca,
cuando el sustento falta,
o cuando la muerte llega.
Cuando la ciencia
que explica el Universo,
es incapaz de develar
de la vida el misterio.
Cuando el injuriado,
el indefenso, el esclavo,
claman por justicia y libertad
al Cielo,
con la esperanza
de recibir
lo pedido.
Dios,
sin importar
el credo profesado,
es el Ser que nos guarda
la existencia,
y dirige el andar
de quien le ama.
De quien le busca y teme,
y remunera a cada cual
su paga
conforme
a la Justicia.
Juzga justamente
sin posibilidad
de corromper su Juicio
por el cohecho
de una indulgencia
comprada.
Y con la misericordia
que requiere
la imperfección humana.
Poder por cuya voluntad
la creación toda aun existe.
Y por cuya sabiduría,
todo fue creado
de la nada.
Lo demás: son demiurgos
que la febril
y delirante
mente humana
ha elevado a los altares
de la idolatría blasfema.
Vanos intentos de concebir
el Cosmos, mentiras
de los hombres
blandidas
con abyectos fines,
que suplantan al verdadero
Dios Altísimo y Eterno.
El que conoce el corazón
del hombre, pues
El los formó del barro,
del polvo de estrellas siderales.
El que soplando
en la nariz
le otorga vida,
y Quien en el momento
que manda: se la quita.
¿Quién de los hombres
puede
dignamente:
pedirle cuentas,
o en forma alguna subyugarle.
Someterle a un lugar o adoratorio.
A una definición que ajuste.
O aplicarle, la Teología
que se aproxime
a discernir
fielmente su esencia,
su eternidad, o su potencia,
De dónde
puede preguntar el barro
al que lo forma:
¿Qué haces?
Ese es Dios, y no la figura
que enseña el religioso.
No la mentira que se inculca
en las iglesias.
Ni a quien se empeña en negar
el necio
con su ciencia.
Ni al que pretende
complacer
el religioso, con limosnas.
El es Dios, y a El adoro.
Y aun si no lo hiciera,
El seguiría siendo Dios.
Por sobre todo.
Ya’akov Ben Tzyion.
20 de abril de 2012
Parafraseando el Libro de Job.
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