Mercedes Sosa

viernes, 20 de abril de 2012

Elyon 

Dios: 
Es el Poder al que se acude 
cuando la fuerza mengua, 
es el consuelo requerido 
para asumir la pérdida 
del ser querido. 

Es el nombre que se invoca, 
cuando el sustento falta, 
o cuando la muerte llega. 

Cuando la ciencia 
que explica el Universo, 
es incapaz de develar 
de la vida el misterio. 

Cuando el injuriado, 
el indefenso, el esclavo, 
claman por justicia y libertad
al Cielo, 
con la esperanza de recibir 
lo pedido. 

Dios, sin importar 
el credo profesado, 
es el Ser que nos guarda 
la existencia, 
y dirige el andar 
de quien le ama. 
De quien le busca y teme, 
y remunera a cada cual 
su paga conforme 
a la Justicia. 

Juzga justamente 
sin posibilidad 
de corromper su Juicio  
por el cohecho 
de una indulgencia comprada. 

Y con la misericordia 
que requiere 
la imperfección humana. 

Poder por cuya voluntad 
la creación toda aun existe. 
Y por cuya sabiduría, 
todo fue creado de la nada. 

Lo demás: son demiurgos 
que la febril y delirante 
mente humana 
ha elevado a los altares 
de la idolatría blasfema. 

Vanos intentos de concebir 
el Cosmos, mentiras 
de los hombres blandidas 
con abyectos fines, 
que suplantan al verdadero 
Dios Altísimo y Eterno. 

El que conoce el corazón 
del hombre, pues 
El los formó del barro, 
del polvo de estrellas siderales. 

El que soplando 
en la nariz le otorga vida, 
y Quien en el momento 
que manda:  se la quita.  

¿Quién de los hombres 
puede dignamente: 
pedirle cuentas, 
o en forma alguna subyugarle. 

Someterle a un lugar o adoratorio. 
A una definición que ajuste. 
O aplicarle, la Teología 
que se aproxime a discernir 
fielmente su esencia, 
su eternidad, o su potencia, 

De dónde 
puede preguntar el barro 
al que lo forma: 
¿Qué haces? 

Ese es Dios, y no la figura 
que enseña el religioso. 
No la mentira que se inculca 
en las iglesias. 

Ni a quien se empeña en negar 
el necio con su ciencia. 
Ni al que pretende complacer 
el religioso, con limosnas. 

El es Dios, y a El adoro. 
Y aun si no lo hiciera, 
El seguiría siendo Dios. 
Por sobre todo. 

Ya’akov Ben Tzyion. 
20 de abril de 2012